jueves, 30 de diciembre de 2010

En el radio suena REM: It's been a bad day, please don't take a picture. Magnífica canción para terminar un año que fue pura decepción. Sigo sin entender de qué se trató 2010. ¿Entonces un adolescente frustrado por no poder ligar, que inventó un programa para calificar las fotografías de sus compañeras de escuela mientras se hacía puñetas de rabia, es el hombre más importante del año? La mancha de petróleo en el Golfo de México fue una marranada, pero ya se organizan nuevos desastres. Las narrativas masivas son cada vez más agresivas y faltas de sentido, mis amigos publicistas siguen dilapidando su creatividad en productos podridos y estúpidos. Este año se celebraron por primera vez bodas gay en México. Algunos ya se divorciaron. Con frecuencia es más divertido desear algo que tenerlo. En las calles de México la metralla no cesa. Una guillotina pasa rasando, deja un picadillo aguado y arroyuelos en los que se mezcla la sangre de los sicarios con la de los inocentes, una sola sangre vencida en el suelo. Dicen que vamos ganando la guerra contra el crimen organizado. En un país de obesos, todos somos una bomba de tiempo. Salgo a la calle y gente con cara de hipopótamo me ofrece volantes publicitarios, conduce el taxi en el que viajo, me sirve la comida. Los astrólogos, futurólogos y demás lunáticos dicen bonachonamente sus predicciones para 2011 en la televisión. Indecoroso exhibir la propia crisma como bola de cristal. El cerebro menos sagaz de los nueve que tenía el pulpo Paul daría un pronóstico más acertado. Noticias: 2011 viene peor que 2010, pero no tanto como 2012. 

jueves, 9 de diciembre de 2010


Al que ayuda, Dios lo madruga.